Hace diez años, una empresa mexicana rompió todos los paradigmas al crear el primer auto deportivo de lujo, VUHL, en estos diez años enfrentó desde el desdén de las grandes armadoras hasta la incredulidad de los usuarios, sin embargo, los hermanos Guillermo e Iker Echeverría no bajaron los brazos.
“Necesitamos gente que se case y crea en tu proyecto, que crea que eres una empresa que tiene mucho potencial y se enamore de la idea y se vuelva un proveedor, colaborador y un aliado”, afirmó Marcela Guzmán Mercado, directora de desarrollo de negocio y gestión de fondos de VUHL, a Alianza Automotriz.
En esta década, la empresa también cambió la forma de trabajar, pues desde el 2013 aprovechó la tecnología para colaborar a través de la nube, “nos hizo dinámicos, flexibles, unirnos a los cambios de manera rápida, definitivamente no se puede desarrollar un proyecto como el nuestro sin entender cuáles son las tendencias de tecnología como el nuestro”.
Este proyecto los fortaleció y lo hizo ser mejores negociadores. “Fue complicado, nosotros manejamos bajos volúmenes, no es lo mismo comprar tres millones de cajas de velocidades cuando nosotros solo necesitamos diez, buscamos tener un equipo muy bueno en toda la cadena de suministro y encontrar proveedores que se sumaran al equipo de desarrollo de VUHL”.
“Tenemos capacidad instalada para producir 50 vehículos anuales, así es el nicho al que va dirigido el vehículo”, afirmó.
Además, enfrentaron otro problema, la falta de los materiales que requieren para la fabricación los obligó a desarrollar su propia proveeduría como la fibra de carbono.
“Es importante generar colaboraciones y espacios de innovación, diversificación e inclusión, temas transversales para toda la industria”, puntualizó la vocera de VUHL.