Como parte de su reporte anual, Bosch señaló los efectos negativos del COVID-19 para su negocio global, señalando que en el primer trimestre del año sus ventas cayeron 7.3%, por abajo de las cifras del año pasado, y que marzo, en especial, representó mayor pérdida ya que la comercialización cayó 17%.
Ante este panorama, Grupo Bosch no ha dado estimaciones sobre su negocio pero buscará hacer un esfuerzo para obtener un resultado equilibrado, y es que espera que la producción automotriz caiga al menos un 20% durante este año de pandemia.
“Nos estamos preparando para una recesión global que también tendrá un impacto considerable en nuestro propio desempeño en 2020”, dijo Stefan Asenkerschbaumer, CFO y vicepresidente del Consejo de Administración de Bosch, quien enfatizó que su fortaleza es la diversificación de su negocio.
Por el momento, la atención se centra en medidas que permitan reducir costos y asegurar la liquidez de la empresa, con reducción en las horas de trabajo y recortes en la producción, reducciones salariales para especialistas, gerentes y directivos.
“En el mediano plazo, nuestro objetivo es volver a un margen de aproximadamente el 7% de las operaciones, pero sin descuidar las tareas esenciales para asegurar nuestro futuro”, dijo Asenkerschbaumer.
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