Comprar un automóvil nuevo suele ser un proceso completo: desde el convencimiento de qué es lo que se quiere y para qué se quiere hasta la selección final de la marca, el modelo y el equipamiento con que se desea el vehículo.
Claro está que como parte de esto último, tenemos, la mayoría de las veces, la posibilidad de elegir si queremos una transmisión manual o automática, una decisión fácil para algunos y difícil para otros, dependiendo de la concepción que se tenga de cada una de éstas.
Y es que en principio se tenía la idea -y hasta certeza- de que una caja de cambios automática si bien era más cómoda, era menos eficiente que una manual y gastaba más gasolina, sin contar los estigmas sociales con los que cargara manejar un “automático”.
TA, el futuro
El tiempo y la tecnología se encargaron de darle razón de ser a la transmisión automática, más allá de la vieja escuela de la caja de cambios manual, y es que éstas ya son mucho más eficientes en términos de aprovechamiento de las capacidades del motor y de consumo de gasolina.
Eso sin contar la carga de trabajo y atención en varias actividades a las que se tiene que someter el conductor de un automóvil con transmisión manual, sobre todo en una gran metrópoli llena de tráfico donde los trayectos aumentan en tiempo por las grandes filas de vehículos esperando pasar.
Hay teorías de que la transmisión manual eventualmente desaparecerá, aunque parece persistir en el corazón de los conductores por su semántica de superioridad y hombría, entre otras cosas.
El tacto
Sin embargo, parece haber algo más allá de las ya superadas capacidades por la transmisión automática, y ésto parece ser la experiencia. Como ya habíamos dicho, el sinónimo de deportividad con que carga la caja manual parece persistir en la mente de los románticos conductores de antaño.
En México…
En nuestro país, quizás, todavía no es visible el asunto de la caja automática, debido a que casi todos los coches cuentan con ambas opciones. Generalmente, las automáticas se adjuntan con las versiones más equipadas o con los vehículos de mayores gamas, pero casi siempre están a la par de sus homólogas.
Sin embargo, suele ser justamente en versiones básicas donde no hay transmisión automática, por lo que la versión de entrada es forzoso llevarse una caja de cambios manual, lo que dificulta, un poco, que penetren los coches automáticos.
En Estados Unidos, por ejemplo, ya se venden más coches eléctricos que con caja manual, lo que habla de un futuro al que quizás lleguemos.
Porsche 911
En un caso concreto, el multimencionado Porsche no se pudo quedar atrás y tuvo que sacar su versión manual. Su tecnología, desde luego, tendría que ser mejor aprovechada con una caja automática, pero el conservadurismo del manejo deportivo lo lleva a tener que incluir una caja manual.
