 Durante la North American International Auto Show (NAIAS) que se llevó a cabo en Detroit, Michigan, las tres armadoras estadounidenses iniciaron el 2006 con un adverso panorama en su propio territorio. De entrada, en el Auto Show de Detroit fue evidente la superioridad de las marcas japonesas, en especial de Honda, respecto a Ford, General Motors y Chrysler. |
El ambiente de la NAIAS daba la sensación de que la industria automovilística estadounidense, que hasta recientemente dominaba al mundo, se encuentra ahora en una difícil situación de competitividad global. Los hechos parecen confirmar tal percepción. Por ejemplo, Dieter Zetsche, presidente de DaimlerChrysler AG, dio a conocer el “Nuevo Modelo Organizacional” que recortará seis mil puestos administrativos en todo el mundo en los próximos tres años, como parte de las medidas que realizará el consorcio germano-norteamericano para reducir su gasto, aumentar sus ganancias y lograr ahorros por mil 200 millones de dólares por año. El objetivo es lograr una compañía esbelta y ágil, con la capacidad de responder más rápido a las necesidades y demandas de los consumidores. La reestructuración empezará a partir de 1 de marzo, y el recorte de empleados se hará de manera paulatina hasta 2008 y afectará a 20 por ciento de los empleados del área administrativa y a 30 por ciento de sus directivos en el mundo, sobre todo de la division de automóviles de Mercedes-Benz. Este plan se suma a una serie de reacomodos en la industria automotriz, entre las que se incluye el despido de 30 mil personas de sus plantas y empresas filiales de General Motors Corp. situadas en la región de Norteamérica entre 2006 y 2008. GMC confirmó que 2005 fue uno de los peores años en su historia, en particular en Estados Unidos, al perder 8 mil 600 millones de dólares. De hecho, su plan de reestructuración prevé la pérdida de miles de puestos de trabajo y el cierre de plantas. Por su parte, Ford Motor Company también pone en marcha una agresiva estrategia para corregir el rumbo. A pesar de que su operación se mantuvo rentable en Sudamérica, Europa y Asia por tercer año consecutivo, con ingresos de dos mil millones de dólares, en Norteamérica Ford se ha vista afectada por más competencia extranjera, con sistemas de costos más modernos y eficientes, además del cambio de preferencias del consumidor estadounidense, de deportivos-utilitarios al segmento de los crossover ofrecido por los japoneses. La reconfiguración de la industria automovística en Estados Unidos tendrá sus efectos, en el mediano plazo, en México. Hasta el momento no se ha informado oficialmente que pasará con la planta de Ford en Cuautitlán, estado de México, a pesar de que su desempeño ha sido bueno, pero insuficiente. Los proveedores mexicanos de equipo original de las “tres grandes” deben estar atentos a estos movimientos estratégicos, de reacomodo de la industria automotriz mundial. Por el momento, el auge de las marcas japonesas en México, desplazando a las tres norteamericanas, ya empieza a notarse en el mercado, lo cual podría generar prometedores negocios a las proveedores instalados en nuestro país.