La industria automotriz vive el cambio más dramático de su historia: la sobreproducción de unidades, bajas ventas, reducción en las ganancias, etc. Por esta razón, de unos años atrás, las cinco armadoras más importantes del mundo: Ford, General Motors, DaimlerChrysler, Renault y Volkswagen comenzaron a hacer profundas reestructuraciones.
Los movimientos estratégicos de cada marca van desde el despido de su personal, recorte de presupuesto para producción, reducción de salarios y prestaciones. Además de perder liderazgo en Estados Unidos. Un ejemplo de ello es Ford, que cierra plantas en su país pero incrementa su producción en la planta de Hermosillo, Sonora, en México.
En este contexto, llama la atención la estrategia de Renault con sus proveedores al solicitarles que sacrifiquen más sus ganancias. Con esta acción la firma pretende dentro de cinco años pertenecer al selecto grupo de los cinco grandes del sector, mientras que las marcas americanas están cerrando plantas.
La cuestión aquí es que las tres grandes están en problemas y, como cereza en el pastel, sufren los efectos de una fuerte competencia de las firmas asiáticas que cada vez más conquistan más posiciones en el mercado mundial. En México, por ejemplo, ya empieza a notarse la preferencia por las marcas japonesas como Honda, Toyota, Subaru, etc. en detrimento de las armadoras estadounidenses. Por lo que en nuestro país se está gestando un cambio importante y hay que prepararnos para ello.
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