Una de las consecuencias que provocará la pandemia del COVID-19 es el aplazamiento en el desarrollo de vehículos inteligentes y el uso de energía alternativas, pues las armadoras y los proveedores de autopartes requerirán liquidez.
“Las grandes cantidades de dinero que la industria automotriz estaba invirtiendo en estos desarrollos de autos eléctricos y autónomos va a parar, porque la industria y las grandes marcas van a necesitar efectivo, de hecho podemos ver que algunas armadoras han solicitado préstamos bancarios para prevenir necesidades y no quedarse sin efectivo”, explicó Pablo Ross, socio fundador de Xperttia y ex presidente de GM en la región andina.
Otro aspecto que repercute directamente en este desarrollo es la sobreproducción de petróleo que existe en el mundo, lo que detonó una crisis donde ahora la gasolina vale menos de dos dólares “ya no hay tantos alicientes para adquirir un vehículos eléctrico o híbrido”, dijo.
De acuerdo con la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) en 2019 se comercializaron 25 mil 608 vehículos con este tipo de tecnologías, los cuales representaron el 1.94% de las ventas totales de vehículos ligeros en el país.
Durante su participación en el webinar “Reactivación automotriz ¿cómo se ve?” que organizó el Clúster para la Innovación Logística de Querétaro (CILQRO), el especialista indicó que más que preocuparse por cuándo se dará a la apertura de las plantas, es mucho más preocupante saber quién va a comprar los vehículos.
Señaló que Alemania, el principal productor y exportador de vehículos en Europa tiene sus demanda de producto más baja desde 1991 y BMW pospondrá la creación de una nueva planta en Hungría, pues no sabe si va a requerir esas unidades adicionales, entonces qué le puede esperar a México.
“Lo más preocupante y difícil de determinar es cuál va ser realmente la demanda. El problema es que todos los proveedores Tier 1, 2 y 3, estén alineados, que empiecen a alimentas las plantas”, reiteró.
Recordó qué en la crisis del 2008, el sector tardo siete años en recuperar sus niveles de producción, ahora pregunta cuánto se puede tardar el sector en recobrar su “normalidad”.